fbpx

La ciudad de Marly-le-Roi es una de estas dos perlas.

Consciente del potencial de este maravilloso pueblecito situado en lo alto de una colina a las afueras de grandes bosques de caza, Luis XIV lo eligió como su hogar, mucho más íntimo que el que ya poseía en Versalles. Tal y como escribió Gerard Mabille en su libro Vues des Jardins de Marly: le roi jardinier, «lo que el rey buscaba y encontró en Marly, fue quizá, al fin y al cabo, lo que le faltaba a Versalles».

Además de su pasado glorioso, el casco viejo de Marly sigue teniendo algunos lugares imprescindibles por descubrir a la vuelta de callejuelas peatonales.

El ayuntamiento: el actual alcalde desempeña su cargo en la antigua caseta del rey. Justo detrás se encuentra el parque de Chenil, que os proporcionará un lugar ideal donde descansar en un jardín inglés creado en el siglo XIX. Y si el hambre apremia, ¡no os perdáis el albergue Au Vieux Marly, justo al otro lado de la calle!

En la plaza Victorien Sardou, la cual adopta el nombre de un antiguo dramaturgo –no tiene ningún parentesco con el cantante francés Michel Sardou–, veréis su antiguo hogar, el castillo de Verduron, y la imponente avenida de las esfinges que se despliega detrás de la magnífica cancela ofrecida por la Academia Francesa. La iglesia de San Vigor domina el pueblo desde su campanario. No dudéis en abrir la puerta para admirar sus vidrieras.

La Grande Rue es la arteria principal de la localidad. Sus coloridas fachadas le dan un aspecto al estilo pueblo de Provenza.

La grandeza de Marly radica igualmente en su magnífica finca de patrimonio nacional, que también hizo construir Luis XIV por Jules Hardouin-Mansart, realzada más tarde gracias a los caballos de mármol de Coustou, encargados por Luis XV.

El abrevadero, igualmente construido entre 1696 y 1698, es un símbolo importante recuperado en la pintura en muchas ocasiones por Alfred Sisley.

Para terminar, el último regalo hecho por Luis XIV a los habitantes de Marly-le-Roi es la iglesia de San Vigor, cuyos cuadros y vidrieras se restauraron en 2012. Desde 2015, la propia iglesia también está en proceso de restauración.

No dudéis en hacer una pausa gastronómica en uno de los muchos restaurantes de la localidad.