Parque de MarlyEstatuas en el parque de Marly
©Estatuas en el parque de Marly|Philippe Meunier

Tras las huellas de los Reyes Louveciennes, Marly-le-Roi

A la sombra del bosque de Marly, florecen dos ciudades marcadas por la historia real. Primero, Marly-le-Roi, donde Luis XIV creó su finca secreta, un remanso de esplendor y misterio. Después, Louveciennes, la ciudad de los diez castillos, entre ellos el de la condesa du Barry, última favorita del rey Luis XV. Estas dos ciudades, alimentadas por la elegancia y la grandeza de la realeza, conservan hoy en día el recuerdo de sus esplendores y secretos, testigos de una época en la que lo sublime se mezclaba con lo cotidiano.

Louveciennes es una de las ciudades más bellas de Francia.

Un paseo por el pueblo de Louveciennes le encantará

La ciudad de los siete castillos se extiende desde las orillas del Sena hasta las puertas de la finca nacional de Marly, pasando por bonitas callejuelas y el corazón del pueblo donde se encuentran algunas tiendas. Desde el Sena y los antiguos edificios de la Máquina se puede seguir el sendero del agua a lo largo de antiguas tuberías que llevan hasta el acueducto y sus 36 arcos. Justo al lado se encuentra el Museo del Dominio Real de Marly, de visita obligada para conocer la historia de la finca de Marly.

Muchos personajes famosos han vivido o se han alojado en Louveciennes, como Elisabeth Vigée Lebrun (enterrada en el cementerio del pueblo), Anaïs Nin, el mariscal Joffre o la condesa de Barry. Los pintores impresionistas también plasmaron los paisajes de Louveciennes, sobre todo Pissarro y Jeanne Baudot, así que no dude en descubrir sus obras siguiendo el Camino de los impresionistas.

# 2 Grandes historias El sitio de Trou d'Enfer

Antiguo coto de caza real y presidencial, el Trou d’Enfer, en el bosque de Marly, sigue cargado de historia y de secretos. Actualmente cerrado al público, solo abre sus puertas en contadas ocasiones para ofrecer una visión exclusiva de este entorno forestal, símbolo del esplendor real y de la modernidad.

El pueblo de Marly-le-Roi, con sus casas de fachadas coloridas y sus callejuelas empinadas, le seducirá, ya sea para un simple paseo o para una escapada gastronómica (el centro histórico de la ciudad está repleto de restaurantes)

La calle principal del pueblo, la grande rue, le llevará hasta las entradas del Domaine national de Marly, donde podrá disfrutar de un momento de relax. Los más valientes tomarán el sendero que bordea el muro del parque para llegar al bosque de Marly, a unos 20 minutos.